viernes, 23 de octubre de 2009

Viernes por la noche.

Otra vez llueve sobre Buenos Aires. La tormenta arreció por un momento y ahora vuelve el incansable repiqueteo de la lluvia sobre mi casa. Es que hoy el termómetro llegó a los 30º. Para mañana, pronostican un brusco descenso de la temperatura. Estamos llegando a finales de octubre y aún el clima se muestra irregular. No se estabiliza. La verdad que tengo ganas de ir a comer algún asado fuera de la Ciudad. El Tigre es un lugar espectacular para ello, lástima que se viene el dengue. Otros sitios de interés son algunos clubes por la zona de Olivos y Vicente López. Bien equipados, aseguran al visitante una agradable estadía.
Recién pasé por la cocina y mi hija estaba mirando la televisión. Este tema de la novela "Valientes" parece que tiene convulsionada a la audiencia femenina y masculina. No soy para nada amante de esos novelones, plagados de cursilerías e historias que van y vienen. Alguien me puede decir que luego de un día de trabajo un poco de recreación no viene nada mal. Francamente, creo que ello ni se aproxima a recreación. Igual que el Bailando por un Sueño, con el Gran Cuñado incluído, donde nuestros políticos fueron a hacer el ridículo buscando el voto del hombre y la mujer común, de la misma manera que un hambriendo persigue su mendrugo de pan.
Cuanta razón tuvo Giovanni Sartori al proclamar, en 1998, el surgimiento del Homo Videns, el cual caracterizaba una sociedad basada en la imagen y dominada por la cultura de lo visual. Aquí en Argentina el tema puede adquirir ribetes dramáticos, pero no creo que en otros países sea muy diferente. Viene a mi memoria el caso de Italia con los amoríos del protofascista Silvio Berlusconi. Recuerdo cuando en TV habló Patrizia D'Addario, la prostituta del primer ministro italiano. Los niveles de audiencia fueron un record.
El fenómeno de la "cultura visual" no es un dato menor en el surgimiento de nuestros gobernantes. Hoy las plataformas electorales han quedado sepultadas y vale más la imagen que ofrece el candidato a lo que éste plantea en sus propuestas. Es que es más fácil, más atractivo, mirar a aquel o aquella que pensar y desmenuzar el contenido de sus discursos.
Si el ciudadano común se detuviera y analizara lo que nuestros políticos dicen, más de uno no hubiera votado a tal o cual candidato.
Puedo dar otros ejemplos de como esa cultura de lo visual se infiltra en nuestras vidas y en las elecciones de nuestros gobiernos.
Siento que esta bitácora se transforma en una crítica a la realidad argentina. Francamente no es la idea. Pero ella refleja mi pensamiento en el momento que escribo.
Esta noche abandono en este punto. Hasta pronto.

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