miércoles, 21 de octubre de 2009

Miercoles de mañana

Mañana gris. Llueve, llueve, llueve. Así ha ocurrido toda la noche. El repiqueteo de las gotas bailando sobre la galería y el patio de mi casa ha sido insesante. Como dice García Lorca, la lluvia siempre "...tiene un vago secreto de ternura, algo de soñolencia resignada y amable".
Esta primavera se ha mostrado muy irregular. Hace fresco, luego hace calor y dos o tres veces por semana la lluvia se precipita sobre la excluyente Buenos Aires.
No podía levantarme. No se si era el cansancio o la reticencia a saltar de la cama un día como éste.
Desayuné mientras leía el diario. La verdad que, en Argentina, pasan cosas extrañas. Un grupo de militantes sociales tomó el Concejo Deliberante de la Ciudad de Mar del Plata en demanda de planes destinados a paliar la situación económica. Leo también las declaraciones de una pedagoga que denuncia como los derechos de los niños y niñas pobres de acceder a la educación se ven vulnerados. Por otro lado, escuchas telefónicas a familiares de víctimas del atentado a la AMIA proveniente de funcionarios designados por las autoridades de la Ciudad de Buenos Aires.
La Argentina es un país injusto. Aquí se habla mucho y se hace poco. Los reclamos como el de Mar del Plata o la situación del acceso a la educación no tendrían lugar si nuestros gobernantes (o mejor dicho nuestra sociedad, porque de ella salen éstos) tuvieran conciencia de la importancia que reviste una distribución equitativa de la riqueza. Es que la igualdad, ingrediente esencial de toda democracia, constituye un imperativo moral al que una sociedad justa debe propender a fin de remediar no sólo cualquier desigualdad enraizada en la fuerza o la inteligencia, sino también aquella provocada por un sistema que la convierte en estructura de dominación.
Claudia -en este momento- se va a la universidad. Me saluda desde el marco de la puerta. Le respondo.
Prefiero quedarme a trabajar en la computadora e ir por la tarde a mi oficina. Hoy es un día intenso. Consultora primero, luego un curso de alto nivel académico que estoy tomando y finalmente cena en lo de Beatriz.
Avancé mucho ayer en el informe, pero hoy tengo que tener listo el cuestionario que mi cliente me solicitó.
Tal vez estas sean las únicas palabras que escriba este día en mi bitácora.
Hasta pronto.

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