martes, 23 de febrero de 2010

EDUARDO DEMACHY

Hola mis amigos/as. Retomo mi post del 21/02/10

Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. Vigésima segunda edición.

Licantropía: . f. Med. Trastorno mental en que el enfermo se cree transformado en lobo e imita su comportamiento.
Hombre Lobo: m. El que, según la tradición popular, se convierte en lobo las noches de plenilunio.

Diccionario de Bestias y Demonios del jesuita Athanasius Kircher (1602-1680).

"Hombre lobo: Dícese al humano que, por efectos de magia o por propensión natural, posee la habilidad de transformar su aspecto en el de un lobo, adquiriendo todas las características típicas de aquel animal. Puede permanecer con su aspecto animal únicamente por espacio de unas cuantas horas, o bien permanentemente. "

Eduardo desembarcó en el puerto de Concordia. La travesía había sido larga y penosa.
El viejo bergantín “Hippolyte”, desde que zarpó de Marsella, estuvo a punto de zozobrar. Imborrables fueron las tormentas de Cabo Verde y Porto Alegre. Recordaba los dichos de uno de los marineros: Neptuno y sus Tritones estaban empecinados en impedir que el barco llegara a buen puerto.
En 1874 San Antonio de Padua de la Concordia era un poblado próspero. Situado a orillas del río Uruguay, en un vergel exuberante de sauces, ceibos, curupiés y timbues, el aroma fresco de las glicinas y las diamelas transformaban a la villa en un auténtico Edén.
Arrobado por aquella naturaleza de tintes paradisíacos, el joven Eduardo Demachy encontró la oportuna ayuda de su compatriota Guillaume Brau, quien lo empleó en su almacén y le abrió las puertas a la vida social de la villa.
Poco a poco domina el idioma. Mantiene correspondencia con su amigo Bernard Fonsans, de París. Gusta recorrer en su remodón overo la zona, admirando la belleza del monte y la imponencia del río.

Esta es la etapa desconocida de Eduardo Demachy. Muchos ignoran su viaje de 1875 así como sus motivos. En una carta a su amigo Fonsans relata con detalle las razones de su intempestivo viaje: una disputa familiar. Frente a la intransigencia paterna, decidió abandonar su Francia natal para tentar fortuna por sus propios medios en otras regiones. Es evidente que riqueza no le faltab pues la familia Demachy llevaban consigo la aristocracia del dinero. (…) la realidad indica que la historia de Concordia habría sido muy diferente si el “Hippolyte” hubiera naufragado en su travesía o nuestro ilustre habitante desembarcado en Concepción del Uruguay. El destino, sin duda, quiso que Don Eduardo pusiera pie en las playas concordenses.”
Véase Echagüe, Blas. “Historia de San Antonio de Padua de Concordia”. Editorial Plus Ultra. Buenos Aires 1971. Pág 106)

Las crónicas nos cuentan que en una oportunidad, mientras descansaba en la sombra de un ceibo en las proximidades del Ayuí, salvó al paisano Anastasio Segura de las garras de un tigre.

“Anastasio Segura rondaba los cuarenta años. El episodio del arroyo Ayuí Grande lo unió a Don Eduardo por siempre. Fueron muy amigos. Quienes lo conocieron lo describen como un gaucho pendenciero, pero siempre leal con Demachy. Incluso, a pesar que era amigo de las disputas y la caña, a instancias de Brau, fue ubicado como peón en una finca próxima a Concordia habiendo tenido un desempeño ejemplar para con sus patrones”
(Véase Echagüe, Blas. Op cit. Pág 108)

La llegada de la primavera de 1876, trajo nuevos aires de insurrección. Ricardo López Jordan organizaba otra revuelta en Entre Ríos.
Después de la derrota en “Don Gonzalo”, las fuerzas del caudillo federal habían quedado muy debilitadas, pero su odio a los nacionales y la defensa de las autonomías provinciales exigían una nueva intervención de su parte. Exiliado en el Uruguay urdía la trama de su próxima rebelión.
Anastasio Segura fue un jordanista rabioso. Había tomado parte en las rebeliones encabezadas por López Jordán en 1870 y 1873. Cuando las noticias llegaron, no tardó en convencer al joven Demachy a plegarse al nuevo levantamiento.
A finales de octubre de 1876, ambos cruzaron el río Uruguay para unirse al grupo rebelde.

Hoy dejo aquí. Seguiré la historia mañana o pasado.

Hasta pronto como siempre.

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