lunes, 22 de marzo de 2010

FUENTEOVEJUNA


Giuliana y Miguel eran novios. Ayer, mientras volvían de una fiesta, una patrulla municipal les quitó la vida.
Miguel conducía un ciclomotor en el que iban los dos jóvenes de sólo 16 años. Al llegar a una esquina –dicen las fuentes oficiales- el vehículo fue embestido por una camioneta de la policía de tránsito municipal de la ciudad de Baradero.
Los jóvenes no usaban casco.
Giuliana murió en el acto. Miguel la sobrevivió escasos minutos.
Los testigos aseveran que el móvil municipal persiguió a los jóvenes y que en esa caza alocada, buscaron interceptar al ciclomotor. El hecho terminó de la peor manera.
La noticia corrió como reguero de pólvora. Mensajes de texto, llamadas telefónicas, celulares, boca en boca… en cuestión de minutos el pueblo comenzó a juntarse ante las puertas del palacio municipal.
Hartos del maltrato del cuerpo de inspectores de tránsito, iniciaron una escalada violenta que culminó en una auténtica pueblada.
El fuego devastó la municipalidad de Baradero. El pueblo enardecido también incendió la camioneta que chocó a los jóvenes. Se atacó la casa de la jefa de inspectores municipales.
Baradero es una ciudad ubicada a sólo 150 Km. de la Capital y tiene aproximadamente 29.000 habitantes.
La rebelión que ayer protagonizó la ciudadanía baraderense es un capitulo más en las sucesivas puebladas que vienen dándose en mi país desde el inicio del 2010. Morteros; Andalgalá; Mechita; Maciá; Arroyo Cabral y ayer Baradero son indicios de que el cuerpo social está en ebullición.
De los 26 años de vida democrática, sin interrupciones, que lleva Argentina, 18 han estado a cargo del peronismo en cualquiera de las vertientes que pueda presentarse (menemismo; duhaldismo; kirchnerismo, etc), pero siempre con la misma visión autocrática del poder, como la concibiera Perón, allá por 1945.
La inútil experiencia de la Alianza (1999-2001), que fue devastadora, también hizo lo suyo. Los aires de cambio y de transformación democrática que ella encarnaba quedaron en el discurso.
Lo que quiero decir, es que la Argentina está inmersa en un profundo proceso de decadencia institucional y la válvula de escape a ese espiral de democracia indigente, magra, insuficiente son estos hechos de protesta.
Es lamentable que la muerte de dos adolescentes haya tenido que poner en evidencia una vez más las flaquezas de nuestras instituciones.
Hay quienes creen que gobernar es no sujetarse a la ley, que hay que buscarle la vuelta a la norma para hacerle decir lo que no dice o hacer lo que ella prohíbe. En consecuencia y como una suerte de acto reflejo, hay quienes creen, que vivir en democracia es hacer lo que cada uno quiere.

1 comentario:

  1. Hay que gobernar para el pueblo.
    Es así como hay que haced las cosas y pensad en el bien de la colectividad.

    Saludos blasianos.

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