lunes, 17 de mayo de 2010

EL OTOÑO Y LAS MANIFESTACIONES MISTICAS DE MICAELA (Primera parte)


Se están viniendo los primeros fríos.
Si bien Buenos Aires, desde hace tiempo, ha dejado atrás aquellos otoños /inviernos de temperaturas realmente bajas, no puede decirse que los días resulten agradables.
No obstante, el viernes fue espectacular.
Ayer, las temperaturas fueron algo más que frescas pero el sol alivió una jornada matizada por un buen asado y una conversación más que entretenida en el patio de mi casa junto a Alicia Garibaldi, Ricardo Denna, mi hija Claudia y Diego Reboredo.
Lógicamente, el buen vino no faltó.
Recién vuelvo de San Isidro.
Me encontré con mi amiga Micaela Ammassari.
Almorzamos en Bullary (café gourmet).
La sobremesa se prolongó un largo rato, hasta que sonó su celular y hubo que partir raudamente.
Micaela me estuvo hablando del Buda y toda su filosofía.
Me mostró el libro que estaba leyendo “El Budismo como filosofía y como religión” de Sangharakshita, obra que había conseguido a un precio irrisorio por Mercadolibre.
Micaela me ha contado sobre su nueva experiencia mística relacionada con el Budismo.
En realidad, Micaela ha pasado por varias manifestaciones de este tipo. Justamente me hizo recordar sus experiencias cuando profesaba con fervor el culto católico. Particularmente dos situaciones que son objeto de hilaridad para ella y quien la escucha.
La primera de tuvo lugar cuando contaba con 16 o 17 años.
Narra Micaela que, por aquel entonces, atravesaba por una época de furor religioso, incontenible.
Integraba el grupo de la hermana Tolomei, una monja algo entrada en años, de las Esclavas del Corazón de Jesús. Tal era su pasión religiosa que, por ejemplo, antes de ir a clases pasaba por la iglesia y rezaba ante la celestial figura de una Virgen dibujada en los cristales de un altar.
Ello no era óbice para enrollarse en delirante amorío con un muchacho de un colegio estatal del barrio.
Cierta oportunidad, en Semana Santa, Micaela se integró al Vía Crucis organizado por la monja Tolomei. Imbuida de un fanático espíritu místico marchaba en cada estación, portando la cruz y rezando sin parar. Todo fue bien hasta que llegó a la 5º Estación, aquella que evoca al cirineo ayudando al filósofo de Nazaret.
No sabe que pasó en ese momento. De golpe empezó a girarle todo. Se desplomó y al carajo la cruz y los demás elementos litúrgicos que ella portaba.
La Hermana Tolomei estaba atónita.
Después de un buen rato, volvió en si.
La monja comenzó con un interrogatorio.
Luego de varias cuestiones, la Hermana Tolomei preguntó:
- Micaela… ¿Vos no estarás haciendo cosas raras con las chicas?-
A lo que ella respondió.
- Hermana, que va.. con las chicas noooo. ¡Ahora, con los chicos ni le cuento!

Hasta pronto, como siempre

1 comentario:

  1. Como siempre, mi más sincera felicitación.
    Aquí llegan los primeros calores.

    Saludos blasianos.

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