sábado, 7 de mayo de 2011

EL FANTASMA DE VILLA ESPERANZA


Existe en el Barrio de Belgrano un viejo palacete de estilo italiano, de los pocos que aún perduran en Buenos Aires, que perteneció al político, militar, periodista y viajero incansable Lucio V. Mansilla (1831-1913).
Allí también funcionó, hasta 1982, la Escuela Normal de Maestras Nro. 10
La casa está ubicada en el actual pasaje Golfarini. También puede divisarse desde las vías del ferrocarril de la ex Línea Mitre.
El sitio tiene mucha historia y si mal no tengo entendido ha sido declarado Monumento Histórico Nacional. No obstante, está en un deplorable estado de abandono. Tapiada y con un futuro incierto, han pensado en demolerla.
Sin embargo, siempre hay vecinos que quieren hacer las cosas bien y han constituido una ONG llamada “Comisión de Defensa de la Casona de Mansilla” para luchar por su preservación y lograr que las autoridades locales y nacionales la restauren.
Junto con el palacete, también hay historias. La que más suena es la del propio fantasma de Mansilla que ha vuelto para salvar la casa de la pica vil e impiadosa. Quienes entienden en estas cosas sobrenaturales han ido con aparatos ultrasensoriales y dicen haber detectado una “presencia” en el lugar.
Transcribo aquí este relato vinculado al tema que, alguna vez, escribí en alusión a la casona mencionada y su leyenda.

»Camina despacio, con el aire señorial de antaño. Nebulosa estampa que se desplaza por las huellas de lo que alguna vez fuera el majestuoso vestíbulo de Villa Esperanza. Mansión envidiada por nobles, príncipes y altezas, yace hoy abandonada, escuálida y apagada.
Luce, el añoso general, un fino traje oscuro. Ya no conversa, tampoco escribe. Observa, deambula, piensa, acaricia su larga y plomiza barba. El andar de un gato rompe el sigilo nocturno y devuelve al anciano a su melancólico entorno.
Golpea con su bastón una pared mojada.

Resopla. Piensa en aquella noche de póker en que perdió la casa.
No recuerda cuándo y cómo alguien lo alertó sobre la suerte del vetusto edificio. Fue entonces cuando volvió a Villa Esperanza y resolvió alzarse como eterno vigilante del caserón vacío.
Saben de su pavorosa presencia. Son muchos los que han visto vagabundear su distinguida estampa.
Dicen que es el vino, la luna o simplemente la luz del ferrocarril que por allí pasa. Pero en el barrio advierten, pues no pecan de ignorantes, que el silente caminante es Don Lucio Mansilla, escritor, guerrero y periodista quien, por las noches, se dibuja en la oscuridad de la casa.
Ya llega el alba y es casi la hora de emprender la breve retirada. Viene alguien. El rechinar de la verja herrumbrada lo delata. Observa, entonces, por la rendija de una de las ventanas. ¡Son los personeros de la empresa de demoliciones! Llegan con planos, metros y otros instrumentos. Don Lucio los sigue, atento, con su mirada. Uno de ellos, el capataz, da la orden de entrar a la casa.
-En un día la tiramos abajo, el otro exclama.
La puerta maciza se abre.
Entran.
Don Lucio los aguarda al pie de la escalinata mientras caminan sin percatarse de su espectral presencia. Furibundo, hace tropezar con su bastón a uno y golpea, con decisión, al otro en la cabeza.
Aullidos de miedo invaden la casa. El anciano ríe.
-Si vuelven por acá, a vos te corto la oreja y a vos te retuerzo el cogote- ameneza.
Lucio Mansilla está contento. Ha vuelto a salvar su casa. En tanto, los invasores, se pierden, aterrados, en la distancia.«

4 comentarios:

  1. Me ha gustado y me resulta interesante. Escribes muy bien. Prometo seguir leyéndote

    Un saludo

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  2. Los fantasmas suelen ser muy efectivos cuando otras cosas fallan.
    Un saludo.

    Belle.

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  3. que pena que dejen que estas cosas se deterioren :(
    muchas gracias por pasarte por mi blog!
    no era mi intención dar envidia a nadie :)
    besitos!
    http://eldiariodeshyris.blogspot.com/

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  4. En las escaleras del edificio principal, hay espejos haciendo ángulo; de manera tal que al subir o bajar, una se topa con esos espejos. Miles de historias soñábamos quienes estudiamos allí.
    Tal vez Mansilla salió desde atrás de los espejos.....

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