martes, 12 de febrero de 2013

LA NOVIA DEL ESTANCIERO O SEA LA NOVEL HISTORIA DE FELICITAS GUERRERO DE ÁLZAGA (14va Parte)


Albina ha querido corroborar los efectos del hechizo que urdiera en la siniestra misión de San Lázaro. Para ello, Ocampo ha sido advertido que, Felicitas Guerrero, concurrirá esa misma tarde a la casa de su amiga. Allí tendrá la oportunidad que tanto ha deseado para hablarle.
La campana de San Ignacio marca las cinco. Unos pocos minutos después, el carruaje de Felicitas arriba. Todo se está dando tal cual Albina lo ha planeado. Sólo falta que llegue el impetuoso Ocampo.
Ambas amigas se saludan con el afecto, el cariño y cordialidad de siempre, pero Albina sabe que ya no hay marcha atrás. Siente que, en su interior, libremente fluyen la sangre de Tisifone, Alecto y Megera, hijas de la Noche nacidas para expiar el perjurio de los mortales.
Traición, alevosía, pecado, todo ello representa la viuda de Guerrero para la incontenible Albina. Es que Felicitas le ha robado todo lo que  ambicionaba en el mundo. Por años, le arrebató el amor de Enrique, los días de dicha, las noches de pasión, los ratos de lujuria. Todo le fue sustraído por su desleal amiga. Finalmente, ha sonado la hora de humillarla y asestarle la estocada final.
Llaman a la puerta. ¡Es Ocampo! El bravío amante no ha faltado a la cita. Felicitas empalidece al verlo entrar. Enrique irrumpe en el lugar como si el mismísimo Mefistófeles llevara su alma poseída. Desconcertada por la presencia del hombre que, para olvidarla, marchara a pelear junto a López Jordán, se mantiene impávida en la sala.
Busca con su mirada a la dueña de la casa pero está sola frente a Ocampo. Albina se ha retirado y a una señal de ésta, toda la servidumbre también ha desaparecido.
Enrique cae a sus pies. Suplica, implora. Ocampo quiere recuperarla. Le propone abandonar Buenos Aires definitivamente. París o Londres serán sus destinos. Está dispuesto a dejarlo todo. Sólo pide que Felicitas resigne su crueldad para con él. Con tribulación, recuerda las veces que le escribiera desde Montevideo sin tener una sola respuesta de su parte. Felicitas niega categóricamente los hechos. Desde que Enrique abandonara La Postrera jamás recibió carta suya. Ocampo insiste. Él le ha escrito siempre. No cree que la totalidad de la correspondencia se hubiera extraviado. Felicitas le indica que, igualmente, ya es tarde para volver al pasado. Ella habrá de casarse con Samuel Sáenz Valiente. Es la novia del estanciero y su amor por Enrique ya no existe. Ocampo quiere besarla. Felicitas lo golpea, en la cara, con una fusta. Nunca más volverá a verla, prohibiéndole además acercase a ella. Tormentosa, la novia del estanciero, abandona la casa de su amiga, reprochándole la emboscada.
Albina Casares, que ha presenciado todo desde una sala contigua, siente que ahora ha triunfado. Ayuda a Ocampo a curar su herida. Enrique ruge por un desquite. Cree que sólo ha sido un autómata sujeto a los caprichos de Felicitas. Albina lo besa. Le promete que ella misma lo auxiliará en la empresa. Enrique, desconcertado, se refugia en los brazos de la mujer.

9 comentarios:

  1. Hola he leido el capitulo y aqui hay mucha leña que cortar ejje intentaremos seguirla para integranos en la historia.
    Yo tambien te acompaño,.
    un abrazo

    ResponderEliminar
  2. Creo que la historia se está poniendo interesante, es como una novela ambientada en otra época.
    Un placer Eduardo, excelente post y acompañado con imagenes preciosas.
    Te dejo un fuerte abrazo!

    ResponderEliminar
  3. Gracias Cristina por tus comentarios. La historia ya está próxima a su desenlace.

    ResponderEliminar
  4. Interesante y prometedora Eduardo.

    Un abrazo grande,

    Eva.

    ResponderEliminar
  5. Hola Eduardo,
    que gran historia romantica estas desarrollando! Pobre niña rica. Felicitas, a pesar de ser una gran dama de la sociedad porteña fue una gran desdichada y aunque lei un poco a vuelo de pajaro, tu novela esta buenisima.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  6. Gracias por tus palabras y por visitar mi blog. Efectivamente Felicitas fue una mujer al extremo desdichada a pesar de haberlo tenido todo.

    ResponderEliminar
  7. Eduardo.
    Venho te deixar um abraço saber se esta tudo bem .
    Beijos,,Evanir.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Evanir todo bien por aquí, con mucho trabajo!!! Un beso y saludos!

      Eliminar