domingo, 16 de diciembre de 2012

LA NOVIA DEL ESTANCIERO O SEA LA NOVEL HISTORIA DE FELICITAS GUERRERO DE ÁLZAGA (12va parte)


El palacio Miró brilla en la noche porteña. A la fiesta, que en él se celebra, ha sido invitada la alta sociedad de Buenos Aires. Afuera, varios trabajadores de la zona, humildemente vestidos, observan la llegada de los invitados. En un conmovedor contraste, los asistentes descienden de sus carruajes ricamente ataviados, mientras los hombres de labor, en silencio, vislumbran esa vida de lujos, ocio y esplendor que llevan aquellos distantes aristócratas.
Albina Casares, que ha sido invitada a la gran fiesta, espera anhelante la llegada de Felicitas Guerrero. Sabe que su amiga entrará del brazo de su prometido, el estanciero Samuel Sáenz Valiente. Esta noche, Albina también confía en desengañar a Ocampo para siempre. En múltiples ocasiones ha soñado con el instante en que, Enrique y ella, pudieran amarse sin ataduras, sin el amargo valladar que le ha impuesto Felicitas todos estos largos años.
Ansiosa, Albina se ha refugiado en un saloncito del palacio. Se recuesta en un sillón de paño azul y se entrega, libre, a sus pensamientos. La pequeña orquesta, instalada en el salón principal, ejecuta una extraña melodía que acompaña sus fantasías. Sabe que esa noche dará el tiro de gracia a Ocampo. Se reconoce cruel, pero la convicción de alcanzar un esplendido futuro para ambos la lleva a tomar decisiones enérgicas.
Mientras la noche transcurre, Enrique Ocampo, enfundado en su mejor traje de gala, permanece en afuera del palacio Miró a la espera de la señal convenida. Cuando Felicitas haga su entrada, Albina agitará un blanco pañuelo desde lo alto del mirador. Enrique se impacienta. Observa su reloj de bolsillo. Hace más de media hora que espera. No ha vuelto a ver a Felicitas desde que abandonó La Postrera, entre las balas de la policía rural. Amargamente, recuerda la muerte de su leal Tadeo. Por un instante, piensa en dejarlo todo y volver con la parda Gulnara. Suficiente agua ha corrido bajo el puente y amilanarse, ahora, sería incalificable. Ocampo se recuesta en un árbol, rememorando las peripecias por las que ha pasado. Batallas junto a López Jordán, el escape en “La Sirena”, la huída de La Postrera, la muerte de Tadeo, el duelo con el Carancho, la fuga a Montevideo…
Mientras Ocampo se pierde en los recuerdos, un rumor recorre el palacio Miró. Han llegado Felicitas y Sáenz Valiente. Albina, desde el mirador del palacio, agita su pañuelo. Enrique sale de su abstracción y se encamina a la fiesta.
Dentro del magnífico palacio, trata de pasar desapercibido. Por fin, ve a Felicitas y cuando resuelve  encaminarse hacia ella, Albina lo detiene. Debe esperar una mejor ocasión para enfrentarla. Ella le ruega, le implora. La fiesta durará el tiempo suficiente para encontrar el momento oportuno y ajustar cuentas con la altiva viuda.
Ahora, es mejor permanecer en el saloncito a la espera del instante adecuado.
Alguien a Felicitas le ha comentado la presencia de Enrique en el lugar. Ella no lo ha visto. Se pregunta si Ocampo ya se ha marchado, aunque por su carácter impetuoso duda de tal decisión. Sus antiguos sentimientos se han disipado y no busca un escándalo con el apasionado Enrique.
Cristian Demaría, uno de los invitados, propone un brindis. Todos levantan la copa. Ocampo, como si fuera un fantasma, irrumpe entre los presentes alzando una copa con champagne.  “Brindo por Felicitas la mujer más hermosa de la República”, exclama. Repentinamente, Saénz Valiente reacciona al grito de “¡Esa mujer es mía!” y con un golpe de puño derriba a Enrique. Sorprendido, Ocampo, golpea a su vez al estanciero una, dos, tres, cuatro veces. Saénz Valiente cae. Felicitas intenta separarlos. Los presentes socorren a Samuel,  mientras la servidumbre apalea a Enrique para luego arrojarlo sin sentido a la calle. Albina, que ha visto toda la escena, cae desmayada en el saloncito contiguo.  

4 comentarios:

  1. "¡Esa mujer es mía!".... la verdad que para lo entretenido del relato y lo que me ha gustado, al final estas palabras suenan dentro de mi como martillazos en la cabeza....ufff es horrible.
    Muy buena entrada compañero.
    BESOS Y SONRISAS CINCO ESTRELLAS :)*****

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  2. Eduardo me encantó ojala me quedé con las ganas de saber mas que , pasa con la desmayada jajajajajjaja en ese sillon de azul paño uuff me encantó casi con ella me voy jaja mis pensamientos esa meloddía que a veces nos invita a pensar, muy bueno logra atrapar al lector, un abrazote desde mi brillo del mar

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    1. Gracias compañera por tus palabras y por visitar mi blog!!! Un cálido saludo

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