miércoles, 14 de noviembre de 2012

LAS CORRERÍAS DEL NIETO DE JUAN MONDIOLA


La verdad que esto de Internet, me tiene embobado. Una  vuelta, Eduardo Vidal, me mostró su página. Como me viera entusiasmado, me dijo que me creara una de esas cosas que yaman blog. A mi me gusta la milonga y no se si me da el cuero para ponerme teclear todos los santos días en una máquinola. También, Eduardo me dijo que podía poner unas palabras en su blog o subir algunas de mis letras. ¡A mi me gusta escribir y hacer sonar la guitarra! Es que, junto con Chiquitín Biaggio (bandoneón), Beto Marconi (violín) y Suela Royero (flauta), tengo un cuarteto de tango...“Los Infernales del Arrabal”, igualito a esos que forjaron la yamada Vieja Guardia. Nos gustan mucho los tangazos que nacieron ayá, entre el 1900 y 1920. La letra y la milonga la hacemos nosotros. Tutto fato in casa. Los cuatro somos de Boedo,  frecuentamos  la Universidad del Tango, en la caye Agrelo, y cuando la orquesta no toca, le sacamos viruta al piso de un salón que está en la caye José Marmol.
Personalmente, yevo una vidurria senciya. Ni mis amigos ni yo estamos acoyarados. Trabajo en la oficina, ahí, en la consultora Argos,  la que está en la Av. de Mayo. Estoy con todo lo administrativo. Vivo en el barrio de Boedo, en una casa de principios del siglo pasado, cuyo patio tiene los pisos de ladriyo originales.
Los otros días me fui hasta la pieza de arriba y revolviendo bártulos, encontré un baúl con varias cosas de mi abuelo. Fotos, cartas, el poncho de vicuña y el lengue que él usaba... Todo igualito como lo dejó. Mi abuelo, Juan Mondiola, fue muy famoso en su época, al punto que fue inmortalizado en un gotán de Antonio Arona. Rebuscando en ese baúl también encontré las fotos de la Margot, de Irene y de Amalia. ¡Que churrascas! ¡Flor de pebetas para la época! Don Juan Mondiola no andaba con chirusas. Año 1932. ¡No se cómo se le piantaron estas fotografías a mi abuela Angelita! También encontré un funyi. Salvo el poncho, que por razones obvias de esta época del año no usaré, el lengue y el sombrero me los pienso poner  cuando haya que hacer sonar la orquesta, o sea, la próxima semana en un piringundín de Viya Pueyrredón. El que quiera venir me chifla y lo hago pasar gratarola.

Lorenzo Mondiola




2 comentarios:

  1. No cabe duda de que los baúles son transportadores de historias, vidas y vivencias del pasado que no enseñan a entender nuestro presente y dilucidar, a veces ,el futuro.
    Besos de gofio.

    ResponderEliminar
  2. Olá Eduardo!
    Tbem passando pelo seu blog. Agradeço a visita ao meu e voltarei aqui sempre.
    Até mais! Sucesso sempre!
    Soraya

    ResponderEliminar